29/3/20

Los días del coronavirus

Veo el mundo en pausa a través de mi ventana. Un mundo donde se dejó de oír el murmullo de la ciudad y los pájaros vuelan de balcón en balcón. El cielo ha borrado las estelas de los aviones y por las noches se llena de estrellas. Los árboles brotan y se colorean los jardines mientras los días se hacen más largos y el tiempo pasa añorando lo que se quedó al otro lado.

Sin embargo, la vida ahí fuera se para y dentro sigue creciendo.

Me entretengo escribiendo una lista, lo que haremos cuando termine este confinamiento. Volver a ver a los otros, descubrir nuevos rincones, volver a recorrer los conocidos. La esperanza se intuye entre esas líneas.

Tocar, saborear, sentir.

Todo habrá cambiado después de este intermedio, algo ya está cambiando. Seré la misma y no lo seré. Cambiarán mi centro de gravedad, las distancias, los sentimientos.

Algo bulle cada vez más fuerte aunque a veces me cuesta notarlo. Sigo atenta.

¿En qué estrella estará mi dulce corazón?

¿En qué estrella estará mi dulce corazón?