Sin embargo, la vida ahí fuera se para y dentro sigue creciendo.
Me entretengo escribiendo una lista, lo que haremos cuando termine este confinamiento. Volver a ver a los otros, descubrir nuevos rincones, volver a recorrer los conocidos. La esperanza se intuye entre esas líneas.
Tocar, saborear, sentir.
Todo habrá cambiado después de este intermedio, algo ya está cambiando. Seré la misma y no lo seré. Cambiarán mi centro de gravedad, las distancias, los sentimientos.
Algo bulle cada vez más fuerte aunque a veces me cuesta notarlo. Sigo atenta.