21/11/13

Leyendas

El arcoiris se reflejaba en un charco hasta que Enda saltó encima de él y se deshizo.

- ¡Nunca encontrarás el tesoro!

- ¿Que tesoro? - preguntó Niamh.

- El del duende, lo esconde al final del arco iris. Pero es bastante astuto, no creo que una niña pequeña como tú pudiera atraparlo.

- ¡Claro que puedo! Solo dime donde encontrarlo.

Enda fijó su mirada azul en la de ella.

- Tendrás que ir a buscarlo al bosque, el leprechaun trabaja allí arreglando zapatos. Puedes engañarle diciendo que necesitas que arregle tus zapatillas. Si consigues fijar tu mirada sobre él de esta manera no podrá escapar y tendrá que decirte donde lo esconde. Ten cuidado, puede que te haga alguna travesura y desaparezca.

- ¿El bosque de detrás del colegio? Podemos ir ahora.

- No creo que consiguiéramos llevarnos un caldero lleno de monedas de oro, es demasiado pesado.

Niamh caminaba cabizbaja y muy seria. Su trenza trigueña destacaba sobre el abrigo verde pistacho. Él sabía que estaba pensando algo y se sonreía mientras la observaba.

- Podríamos pedir ayuda a un hada, ella nos ayudaría haciendo que el caldero fuese más ligero.

- ¡El duende odia a a las hadas! Solo les hace un zapato, nunca les da el par, por eso ellas prefieren ir descalzas.

- Pues entonces nos quedamos sin tesoro, si hubieras dejado que llegase al final del arco iris, lo hubiésemos encontrado sin necesidad de ir a buscar un duende. Aunque creo que el duende eres tú, ¡eres un poco bajito!

La niña salió corriendo provocando a Enda para que la siguiera. Probablemente éste la alcanzaría al poco tiempo, tirando de su trenza y haciéndola reír a carcajadas. Desde que nació, cuatro años después que él, la había cuidado. La veló en su cuna y vigilado sus primeros pasos en el jardín, le había leído cuentos y habían vuelto del colegio juntos todos los días. Muchos años verían a Niamh saliendo de casa y detenerse ante la puerta de su vecino para preguntar si saldría a jugar después de los deberes, y a los dos niños sentados debajo de un árbol contándose historias de duendes, hadas y brujas.

Seguirían por mucho tiempo bailando dentro de anillos de hadas, saltando charcos y persiguiendo sueños a través de prados verdes.


¿En qué estrella estará mi dulce corazón?

¿En qué estrella estará mi dulce corazón?