Y contra todo pronóstico, llega ese día en el que todo sucede, y ese día no estás, no lo compartimos, no lo soñamos, no nos ilusionamos. Todo se queda en una corta excusa sin sentimiento, la excusa para decir que todo está olvidado, que el pasado ha cambiado para ti y ya no existe, que no estás, que si has estado hasta ahora era porque yo quería.
A pesar de que mi alegría se ha encogido un poquito, no voy a flaquear, no voy a empezar a pensar los porqués ni a a apenarme por lo que no puedo controlar. Yo lo voy a vivir igual, la misma ilusión, los mismos sueños, la misma felicidad. Si después de todo quedan ganas y fuerzas, lo hablaremos, o no, tampoco pasa nada. Por fin yo también estoy aprendiendo a pasar página.
1 comentario:
Muy buena.
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